COLECCIÓN PERMANENTE

Obra comentada


Figuras y bodegón. 1956

Óleo sobre lienzo. 6,5 x 68,5 cm
Colección de Arte de CajaCanarias

Las primeras representaciones del hombre, que inician la aventura en la búsqueda de la máxima expresividad del ser humano, aparecen en paredes de cuevas o talladas sobre rocas en época prehistórica.

La figura humana -mujeres, cristos, santos y monjes- siempre ha estado presente en la obra de Cristino de Vera, aunque sometida, con el paso de los años, a un proceso de síntesis plástica y depuración cromática. A mediados de la década de los cincuenta, Cristino de Vera, ligado a su gusto por las edificaciones románicas que conducen al recogimiento y a la tradición iconográfica española, realiza una primera serie de obras de cierta influencia barroca. En esta obra, el autor rodea las principales figuras de todos los símbolos que la herencia católica ha destacado como distintivos de su transcendencia religiosa: la cruz, el pan y el vino. Técnicamente, influenciado por su maestro Vázquez Díaz, subraya el rigor en la estructuración de los planos constructivos que sostienen los diferentes elementos de la composición. La austeridad de la gama cromática empleada (blanco, negro marfil, ocres, amarillo cadmio, azul ultramar, carmín de Garanza y verde esmeralda) y las diferentes graduaciones entre los tonos trasmiten su deseo de establecer un diálogo con las piedras medievales.