COLECCIÓN PERMANENTE

Obra comentada


Castilla y rocas. 1988

Óleo sobre lienzo. 81 x 100 cm
Colección de Arte de CajaCanarias

La pintura de paisaje evidencia la estrecha relación que ha existido en diferentes épocas históricas entre el individuo y la naturaleza. El hombre necesita investigarla para poder comprenderla y trasmitir el concepto de esta, de captarla con fidelidad o interpretarla según su estado de ánimo. El género del paisaje alcanza su plenitud en el siglo XVII y, a partir de entonces, comienza a desarrollarse hasta dominar el panorama del mundo contemporáneo.

Cristino de Vera aborda este género desde sus primeros años de aprendizaje, observando el territorio insular que le vio crecer y, en los años cincuenta, establecido en Madrid, busca la luz y la soledad en la naturaleza de las tierras castellanas. Rocas, bancales en barrancos y caminos en montañas, de gran riqueza cromática, habían conquistado el lienzo en sus obras fechadas hasta mediados de la década de los sesenta, posteriormente, Cristino comenzará a plasmar con humildad y sencillez los elementos que él considera indispensables para expresar sus sentimientos: colinas romas dispuestas en distintos planos, extensas llanuras, praderas con florecillas, cementerios y piedras. «…La Naturaleza es quien más ha influido en mí. Pinto con tierras pero el color está debajo. Para mí, la infinita obra de la Creación es lo más importante e inspirador. En ella se unen el Misterio y la Maravilla». Cristino de Vera, La Tarde, 1964.