Presentación

Sin velos

Durante la Segunda República, y en el entorno de la Residencia de Estudiantes de Madrid, se formó un grupo de mujeres creadoras llamado "Las Sinsombrero". Hoy en día, y a la luz de las teorías feministas, este grupo (pintoras, escritoras, diseñadoras, actrices etc.) ha sido rescatado del olvido. “Sin sombrero” significa sin velos, sin prejuicios, sin complejos, sin mordazas. Destocarse era un acto de rebeldía. Al prescindir de un ornamento que ocultaba sus cabellos, aquellas mujeres españolas de la Generación del 27 reafirmaron su identidad. Hoy cobra vigencia aquel acto al confrontarlo con el admirable heroísmo de las mujeres iraníes que se atreven a enseñar su rostro arrancándose el velo, salvando las distancias históricas y culturales que hay entre ambos fenómenos sociológicos, pues hasta donde yo sé ninguna de las integrantes de "Las Sinsombrero" se jugó la vida por salir a la calle sin esta prenda, aun cuando sepamos que cuando se presentaron por primera vez de esta guisa, en la Puerta del Sol de Madrid, fueron recibidas con insultos, burlas y alguna pedrada.

Aquellas jóvenes que se reunían en Residencia de Señoritas, institución dirigida por la pedagoga María de Maeztu, eran seguidoras de los principios de la Institución Libre de Enseñanza. Pero hay que decir que "Las Sinsombrero" no eran propiamente un grupo organizado, con directrices y disciplina interna; quizá por eso aquellas mujeres pudieron desarrollar su personalidad creativa libremente. La voluntad de dar testimonio de su condición femenina y el irreductible individualismo del que hicieron gala tal vez explique su postergación en el ámbito de la cultura española contemporánea. El individualismo fue la nota distintiva de Maruja Mallo tanto en su arte como en su vida. No se integraron en ninguno de los grupos de vanguardia que se constituyeron en España y en Europa. Fue el caso también de Delhy Tejero, quien mientras residió en París durante la Guerra Civil, y gracias a la intervención de su amigo Óscar Domínguez, consiguió participar en la mítica Exposición Internacional de Surrealismo de París, celebrada en la Galerie des Beaux-Arts; pero tras el éxito cosechado por aquella muestra, la más importante de todas las exposiciones internacionales de Surrealismo, no fue invitada a ingresar en el grupo. Este olvido de las mujeres en el devenir de las vanguardias históricas no es un hecho exclusivamente español. Tampoco participaron en los grupos de arte de vanguardia constituidos en Europa, si exceptuamos las Vanguardias Rusas y el Surrealismo francés. Hay también clamorosos ejemplos de este olvido en la historia de la filosofía y de la literatura. Cabe citar en España el caso de dos pensadoras de la talla de María Zambrano (que también formó parte de "Las Sinsombrero") y de Simone Weil, cuyas obras respectivas no obtuvieron el reconocimiento que merecían en los manuales de historia de la filosofía. Tampoco tiene justificación alguna la ausencia, hasta fecha reciente, de Maruja Mallo y Delhy Tejero así como de otras artistas de "Las Sinsombrero", en las historias de la pintura española del siglo XX. Pagaron por ser mujeres, pero también por atreverse a ser libres. Es éste un valor que no puede ser ignorado.

Fernando Castro Borrego