La Magia de Miró

Comisariado: Marisa Oropesa Ruíz

Desde el día 4 de octubre hasta el 31 de diciembre la sala de exposiciones temporales de la Fundación Cristino de Vera acogerá La Magia de Miró, una muestra integrada por 34 dibujos que permitirán apreciar el genio de un artista que dejó un sello insoslayable en la historia del arte.

Miró fue, sin duda alguna, la expresión más pura del movimiento surrealista, creando en sus obras un universo poético y onírico. La muestra que aquí se presenta tiene como objetivo principal, precisamente, reflejar la maestría surrealista del artista español en un campo bien definido: el dibujo.

Desde sus comienzos, Joan Miró estuvo influenciado por las grandes corrientes de su siglo, mezclándose en su obra las teorías cubistas con el cromatismo del fauvismo, hasta llegar al automatismo de su fantasía inventiva. Del cubismo aprendió que los objetos podían transformarse en planos y círculos que le ayudaron a crear sus seres imaginarios. Los colores, la composición de los elementos, los arabescos, los círculos, las líneas... confluyen en un universo colorista y alegre donde se entrevé su facilidad inventiva y creativa.

Desde 1923 sus obras se hicieron eco del universo surrealista, mediante la representación de pájaros y seres biomorfos. Miró plasmó sus sueños con la intención de crear un nuevo mundo más alegre que la realidad.

Logró crear ese universo en el que los colores vivos y las extrañas figuras son los protagonistas. Sin embargo, en ciertas ocasiones, sus trazos dejan de ser alegres y despreocupados para sumirse en lo profundo y en el misterio, las criaturas de uñas puntiagudas y dientes de sierra oscurecen las composiciones.

En esta exposición, Miró nos hace copartícipes de su reflexión sobre la realidad y sus apariencias a partir de dibujos realizados en los últimos años de su vida, en distintos tipos de papel y soporte, con lápices, ceras y técnicas mixtas. Recurre para ello al esquematismo y la abstracción conceptual que plasma también en sus pinturas: imágenes distorsionadas de animales, formas orgánicas retorcidas o extrañas construcciones geométricas, forman parte de las composiciones de estas obras, organizadas sobre fondos neutros y planos sobre los que dibuja con una gama limitada de colores brillantes, especialmente azul, rojo, amarillo, verde y negro. La Magia de Miró muestra, en este sentido, la trayectoria final del genio y, a la vez, un plano más íntimo, personal, pues algunos de los dibujos que integran la exposición son bocetos o apuntes en los que el artista refleja ese universo onírico que supo plasmar a la perfección en su obra pública, especialmente en las décadas de 1950 y 1960.