La cabeza de la mujer

La cabeza de la mujer

Una de las profesiones femeninas más originales en las civilizaciones antiguas era el de plañideras, encargadas de dejar constancia pública del duelo de la familia del difunto, manifestando el profundo dolor de la pérdida a través de lamentos, golpes en el pecho, cubriéndose el rostro y cuerpo con tierra para ocultar su belleza o tirándose del cabello con energía. En el cristianismo, el sentimiento materno de sufrimiento, tristeza y angustia, generado por el acontecimiento de la muerte, se recoge en la figura de la Virgen, ampliamente representada en España desde el siglo XVI hasta la actualidad. Picasso registrará el dolor y el llanto femenino como pintura con entidad propia, constituyendo una variación del temario elaborado para el Guernica; sus mujeres limpiando el rostro de lágrimas con pañuelos son frecuentes en numerosas obras.

Las féminas en la producción de Cristino de Vera van evolucionando hacia formas cada vez más depuradas, viéndose reducidas a lo esencial, desprovistas de casi todo tipo de accesorios. El pañuelo comenzará a acompañarlas en la década de los setenta para indicarnos que «el hombre –no sólo el artista- tiene miedo al sufrimiento. No quiere pensar. Se escapa por mil caminos… Pero se olvida de algo sustancial, precisamente para la creación de las cosas perdurables y profundas: se olvida de que el sufrimiento es algo constructivo. Sin la experiencia del dolor, nada que se piense, diga o haga, quedará.» (Cristino de Vera)

«Ya está bien de esconder la palabra compasión, cuando todos no somos sino unos pequeños des-graciados de todo, aprendices de todo lo desconocido, ignorantes ante un cosmos infinito.» (Cristino de Vera)


Obra relacionada

Pablo Picasso
Cabeza de mujer llorando con pañuelo. 1937,
Óleo sobre lienzo. 92 x 73 cm
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid. España